A Danilo Dannery.
Del cuento al cuento. Porque hay
que ver que mucho vividor con pinta de parasito abunda camuflado con traje de
socialista, comunista, altruista, pedoista, monarquista, y todas las listas de
istas posiblemente vistas.
Que llegar a viejo no es tarea
fácil. Ni tener el interior con mancha de excremento, porque la mano no llega bien
al culo, y el papel a veces ni alcanza para limpiar tanta mierda, sobre todo la
vida misma que se lleva a cuesta. ¡No! ¡No!, papel para eso no alcanza, ni
siquiera tela de la más cara.
Y llegar a viejo con la baba que
se cae como si de un perro se tratara, profesando igualdad en los pueblos
cuando el gusto del faisán vale mas. La mentira tampoco es fácil, y el dominio
de poseer al otro y hacerse ver menos aun.
Se confunde la pasta con la
prole, el licor con libertad, y el paquete de uñas saladas que profesaba Von
Gomas con el verde estampado en el papel rectangular. Que basta leer dos o cuatro libros en la vida para creer que es
uno es más sabiondo que cualquier mujer indígena que prefiere pedir antes que
trabajar.
Ahhh la igualdad.
¡Otro scoth en las rocas por favor!
On the rock´s le voy a dar en la sien al culicagado que se me
presente con tres limones. Que los prefiero mejor en vaso limpio, y agua fermentada
del más puro manantial con hielo de grifo. Igualdad, porque tanto Abajo como
Arriba en algún punto se unen.
Llegar a viejo es quitarle la
vida a la familia, y mejor pensar en joder al otro que caerse a peos y decir
¡me voy a matar! ¡Me voy a matar! Con el culillo que da esa vaina. Si nos han
enseñado desde chiquitos que la pelona es una de las cosas más horribles, que
dolor, que dolor, que pena digo yo, y Mambrú en la guerra, quitándose alguna
uña encajada.
Llenarse de cremita para bebé, o
lubricar el culo con gelatina Rolda,
porque está cara la Lubrix , e igual las
dos están hechas a base de agua, pero prevenido antes que lamentar, y leer bien
el empaque que diga “sin alcohol” no vaya a ser que se te irrite la hemorroide
y pases toda la vida sangrando, como menstruando, pero por el culo, pero
desangrando, y desangrando hasta que te agarren, te bajen los pantalones y
escuches venir al tumulto de iguales gritando, armando una barulla de barrio
con el Primera de fondo, y el grato recuerdo de Simoncito en la caracas de
ayer.
¡Agarren al viejo!
¡A ese lo cojo yo primero!
¡Revísale el bolsillo!
¡El bastón le sirve a mi abuelo!
Llegar a viejo no es fácil y
menos si te engañaste a ti mismo pensando que tu vida seria más tranquila, que
estarías en los miamis tomando agua
de coco con uno mayor de 18. Soplando vela sin diente, y creyendo que la
familia que siempre jodiste se iba a ser cargo de ti.
Y me proclamo agnóstico, porque jamás en mi puta vida como buen
venezolano que soy he vivido una guerra y he tenido que comer carne humana, soy
más humanizado y mejor no creer en nada, porque creo solo en mí. Igualdad.
Igualdad la que hago con la estafa, y la mano sudada hedionda a semen fresco,
riendo, riendo, revolcándome en mi calor humano. Porque llegar a viejo es haber
tenido las pilas bien puestas y haber sido más avión que cualquier Douglas 138 DC-2s pensar en los nietos, la
responsabilidad y cuantos me llevé por el medio.
Para eso no existen recuerdos.
Noche tranquila del 6 de diciembre de 2006.
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