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jueves, 22 de marzo de 2012

sin título.



Parece una montaña pero es el mar
entre más cerca está la corriente
más quema la humareda,
son piezas,
escondrijos,
olas dulces que provienen del horizonte,
es la noche que se acerca.
Y entre ella se asoman los recuerdos,
siempre han estado ahí,
y aparecen como fantasmas benevolentes,
incesantes como la brisa que golpea con la piedra,
aquella que ha visto recorrer el mundo
que conoce los temores del mortal,
que viajó continentes para quedar presa en el rostro.
Así se aparece el pasado
como una navaja en la carne
que no deja cerrar la herida,
así se aparecen estás montañas de mar.

Daniel Dannery.
Puerto la Cruz
17/03/2012

miércoles, 21 de marzo de 2012

Enriqueta.


La pequeña criatura negra brilla como un caucho barnizado. Hace sol de mediodía y su sombra; más clara que su piel, dibuja sus movimientos sobre la pared.
Sentada en entrada del edificio, espera a su madre que ha ido al mercado vecino, por unas papas y tocino. Ella le ha ofrecido un puré con mantequilla. Y la chicuela sólo piensa en el momento a devorar el plato prometido.
Al otro lado de la acera un tonto de igual edad le saca la lengua, la mira con rabieta y un balón entre las piernas. La observa y la remira buscándole pelea y, se le ocurre gritarle lo primero que llega a su cabeza.
-¡Eh negra, eh!
Enriqueta lo ignora y se mira los zapatos, rosaditos y con lazos. Sonríe recordando a su padre, que es quien se los ha dado.
-¡Eh negra, eh!
Él  ríe y grita con más fuerza, se pasa el balón a su mano izquierda. Pasa un carro que lo borra de la mirada de Enriqueta, y el niño atontado escupe con fuerza. La baba se calcina en el hormigón de la cuneta y el niño con los bronquios suelta con fiereza.
-¡Eh negra, eh!
Enriqueta se arremanga, y respira con sutileza, intenta recordar el nudo del zapato, pues un lazo se ha soltado. Inquieta y con una mano en el entrecejo, vuelve a mirarlos y piensa en anudarlos.
El pequeño futbolista al verse ignorado le lanza la pelota con saña y entusiasmo. El balón recorre su trayecto y le roza una oreja, la pequeña Enriqueta voltea y lo mira con fiereza; le clava la mirada en los ojos al blanquito, quien no para de reír y estrujarse el pantaloncillo.
Enriqueta desvía la mirada y, recorre de derecha a izquierda esperando ver a la madre, descubre en uno de los bolsillos de su vestido azul cuadritos un sonido de papel, un crash de caramelo y con gusto zalamero lo saca para darle vuelo.
Antes de poder abrirlo una mano se lo arrebata. Al subir la mirada ahí está el tontuelo. El pequeño futbolista  la observa con maldad y antes de correr le da un manotón entre las cejas. Enriqueta desorientada cae hacia atrás y, al pararse de la acera ve al niñato calle abajo; que corre como gato, riendo y dando saltos.
Enriqueta se despierta y va tras el ladronzuelo, sus pequeñas piernas recorren el alto suelo.
Apenas lo ve a lo lejos arruga la cara y aprieta sus manos, coge fuerza e intenta ir más rápido. Una gota de sudor le cae entre los ojos y se rasca la picazón mientras recorre con enojo.
Ya se acerca al niñato quien la espera en la esquina. La remeda y se ríe mientras mueve la colita, hace voces de marica restregándole el fundillo. El pequeño niño de ademanes aguerridos.
Enriqueta lo mira con odio y recuerda a la madre cuando le prohíbe jugar con el cloro -pues a ella siempre le han gustado esas prendas de estilo desmanchado-. Corre con fuerza hacia el pequeño bandido y antes de darse cuenta el cordón se le desarma. El niño cruza la calle de vuelta a la carrera y Enriqueta se resbala por culpa de la trenza. Va y recorre hacia abajo en un lento recorrido. Mas le duele al asfalto que al pedazo de cráneo.
El niñato se detiene en plena carretera,  la mira con asombro y la señala por tontuela.
-¡Negra idiota! Le grita mientras salta de algarabía.- ¡Aquí está tu caramelo, ven y quítamelo mojonzuelo.

Y sin darse cuenta la luz cambia.

Enriqueta escucha un PAM, CRASH, TUM.
Sobándose la frente mira hacia el frente, ya no ve al ratita, sólo un carro con luces que titilan. Se para de la acera y camina hacia el aparato, se resbala con un charco y da un salto. Se mira la suela y el cordón rosado; que ahora tiene estelas de un rojo machelado.
Por acto reflejo restriega para quitar cualquier rastro.
A mamá nunca la ha gustado que le ensucien las alfombras y menos de ese rojo oxidado. 
Bordea el camino y lo que ve destartalado es el cuerpo destrozado del pequeño futbolista, que ahora tiene una pierna sobre la cabeza torcida.
Ya no mira, ya no grita, ya ni siquiera ríe.
Una mano la aparta y la empuja a lo lejos, es el hombre del carro que mira con desconsuelo. Con la mirada perdida mira de un lado a otro y no se explica de dónde ha salido ese pequeño microbio.
- La luz estaba verde ¿Tu lo viste, verdad?
Enriqueta solo asiente y lo observa sin novedad. Cuando baja la mirada descubre algo más. Sobre la mano ensangrentada del pequeño futbolista, brilla el papel colorado, es el caramelo que el chiquillo le ha arrebatado.
Sin que el conductor se de cuenta corre muy deprisa, y antes que el hombre se voltee lo arrebata entre los dedos; tiesos y manchados. Lo guarda en el bolsillo del vestido azul a cuadros.
-¡Enriqueta!
Oye a lo lejos y al voltear ve a la madre gritar, la agarra entre los brazos apartándola de aquel cuadro, macabro.
-¡Enriqueta! Hija mía. ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? Enriqueta, mi pequeña.
Va la niña entre brazos y le dice sonriendo; mientras saca el dulce del cuento.
-Mira mamá el caramelo, que me ha dado la maestra de regalo, por hacer bien el trabajo.

Daniel Dannery.
21/03/2012.

jueves, 8 de marzo de 2012

Bromeo y Pirueta.


Extractos de "Bromeo y Pirueta"
Comedia Teatral en 3 actos.

I. IV. II.

  1. TRAPECISTA: ¿Por qué yaces ahí tan callada? (La Equilibrista no contesta) Ven conversemos,  y deja que estos dos descarguen sus querellas. (La Equilibrista se acerca temerosa, mientras el Trapecista también camina hacía ella.) ¿Por qué no hablas? ¿Te da vergüenza? Yo también sufro del mismo mal, pero suelto palabras, quizás de más, discúlpame si hablo demasiado. (La Equilibrista se le queda viendo) ¡Que raro! He sido flechado y jamás sabré si me corresponden de la misma manera. ¿Verdad? (La Equilibrista Ríe.) ¿Te burlas de mí? Lamento ser tan directo, creo que sería más prudente presentarnos primero. Soy un trapecista ¿Y tú eres… (La Equilibrista ríe) Sigues burlándote de mi, si al menos me pidieses que me vaya, ya no estaría aquí. (La Equilibrista hace mímica intentando explicar su función en el circo, El Trapecista entiende.) ¡Una equilibrista! Pues hemos sido afortunados, haríamos un espectáculo maravilloso. “¡Nunca nadie jamás! vería actos de tal proeza como las de La Equilibrista Que Calla, y el Joven Trapecista Enamorado”. La gente pararía de respirar, mientras nos ven dando besos en el aire. (La Equilibrista ríe) ¿Te parece una buena idea? Ya veo que sí, aunque sigues riendo y yo sin saber a dónde va todo esto. (La Equilibrista lo rodea caminando, lento y sonriéndole) Me voy a marear, si sigues haciendo eso… ¿Puedo tomar tu mano? (La Equilibrista le extiende la mano) Me haces feliz. Nunca mis ojos habían visto tan delicada y suave piel. (Se arrodilla, la Equilibrista ríe.) ¿Y besarla puedo? (La Equilibrista le quita la mano, se da media vuelta) Prometo no encariñarme con todo el brazo, apenas un dulce beso te pido. (La Equilibrista, lo mira dudosa, luego sonríe y vuelve a extender su mano) Es tan dulce como el azúcar, así lo había imaginado.
II. VI. III.

(Música. De repente un aro desde la tramoya comienza a bajar, la equilibrista se sienta en el aro, comienza a dar vueltas, el aro sube suavemente, el trapecista sale de su escondite y se acerca a la frontera, ve a la equilibrista desde abajo, la equilibrista no descubrirá al trapecista hasta que este comience a hablar. Sonido de risas delicadas. De ser posible técnicamente, las acciones de la equilibrista deberían ser coreográficas en el aro, dándole sentido simbólico a lo que el trapecista dice.)

  1. TRAPECISTA: Si ríes, yo río contigo. ¿No es eso lo más grande que tenemos? Poder reír... (Risas grabadas) Si tuviese alas para llegar a donde estas. O saltar, y que saltemos juntos hasta el cielo. ¿Cuánto puede importar esta división estúpida, cuando lo que quiero es vivir más allá de esto? (La malabarista hace algo en el aro, y él piensa que va a caer) ¡Cuidado! (No pasa nada) si caes, quiero caer contigo. (Comienza a caminar hacia la frontera) y no te miento si te digo que al caminar siento temor de caer. (La equilibrista baja de su aro, el trapecista se monta sobre la frontera, la equilibrista comienza a caminar hacia el.) Podría pasar esta frontera inútil para poder verme en tus ojos (La equilibrista entra en pánico, intenta evitarlo). No lo puedo entender. Para adorarte tengo lo que la vida da, y si tengo que tumbar todas las fronteras que el mundo imponga para aprovechar ese tiempo, lo haré. (Cruza la frontera hacía el CIRCO B, los dos quedan frente a frente, la mira fijo.) No puedo ver más tus labios sin pensar en besarlos, y esta vez no pido permiso. (Se besan) Hay antídotos para el odio y tú eres uno de ellos. (La vuelve a besar)

Daniel Dannery.
2009-2010.

Toro comiendo caja.


Este cuento forma parte de una técnica de escritura automática que empleaba hace años. De esa técnica salieron cuentos como: Ovejitas (El primero que realicé basándome en la técnica), Cuando Sabana Grande se Haga Más Pequeña, En Chacaito hay hambre, De Elefantes y Noche.

TORO COMIENDO CAJA, fue el último cuento que escribí automáticamente.


    Alucinación errante de quereres verborreicos, nada conceptual dentro de la misma: Yo, Yo. Ya y Ya, de soy tú, soy, y yo es yo. Más cumplimiento del deber que placeres que confluyen en entradas y miradas arqueadas…como medias caídas o pantaletas cagadas. La lengua en la entrada vaginal como acto cunnilingus de petit mort, aunque sal, sal, sal a mar de hierro y vitaminas proteicas en nucita, zucaritas, y jamón plumrose. Rosa la dada pertinente de bebés a 4 años: policía, acción, reacción, Buda y el tipo de las cenizas en foto vieja con Hitler de lado en fuhrer fuhrer. Bandera de sociedad, comarca la marca de caca.
-¡Que lindos pies!
Uñas añejas con sabor a cloroformo casi aminoácido en amoniaco derecho, revés, revés, te ves la loca en Word palabra, labra, cabra la mas puta de teticas chiquitas para fácil uso de succión intangible en deseo comestible de bomba. Añicos y tierra, tierra ¡carajo! Pobre Triana en la liana con: colón, colon a lo ciego en intestino delgado. La Pinta enchica mucho, mucho en caja bañada en meao. Tetica llena y chupando, chupando, chupando…como borracho a botella é ron en porreros artefactos de elucubraciones febriles como pingas alegres en boulevar de navajas y cucas rotas.

Te escribo carta entre Dean y Brando, santo dios de los pobres en infiernos y deseos de celos.

Querido Y Y Y a los 70:

   Aquí la misma mierda, imagino que allá también con otro color... ¿Cómo van las cosas con el chivudo? ¿Aun guindándole el sucio de los pelos y enchumbándose con el jugo de lechosa?...¿sigues con el tratamiento anti-tabaco?…espero que si…nunca me gustó el olor de tus labios.

Atentamente
X X X

Al igual que rebeldes en causas pagadas, bombacha, bombacha –uhmmmm- más, más, más. Noticia de culebra cíclope como diosa griega peleando el broche en Troya. -Mmm mmm-. Este, Orestes, Mestes, este-oeste, brújula de escasa resistencia magnética en busca de huecos atractivos para empinar la polla, enchinchado en gallina flaca porque negra con chancrito paga caro la gracia. La temiga con sabor a limón en la lengua –uhm, uhm- Sobertico y bachaco en cerro bajando cable de papagayo pegado junto a zapatos marrones y chorizo quemado.
-Por el culo por el culo.
Anoche el nocturno hacia guardia entre osos maricones: i´ve got the  power, y, yes i cant, yes i cant entre estreches y aceites Jhonson babies para suavizar conmociones sentimentales en mujeres de corazón grande y tacón aguja como tarjeta de crédito entre nalga y nalga.
Depositó
y
cobró,
Su más humilde servidor:
 Toro, el capitán de arena. 


Daniel Dannery.
2006

Douglas 138 DC-2s




A Danilo Dannery.

Del cuento al cuento. Porque hay que ver que mucho vividor con pinta de parasito abunda camuflado con traje de socialista, comunista, altruista, pedoista, monarquista, y todas las listas de istas posiblemente vistas.
Que llegar a viejo no es tarea fácil. Ni tener el interior con mancha de excremento, porque la mano no llega bien al culo, y el papel a veces ni alcanza para limpiar tanta mierda, sobre todo la vida misma que se lleva a cuesta. ¡No! ¡No!, papel para eso no alcanza, ni siquiera tela de la más cara.
Y llegar a viejo con la baba que se cae como si de un perro se tratara, profesando igualdad en los pueblos cuando el gusto del faisán vale mas. La mentira tampoco es fácil, y el dominio de poseer al otro y hacerse ver menos aun.
Se confunde la pasta con la prole, el licor con libertad, y el paquete de uñas saladas que profesaba Von Gomas con el verde estampado en el papel rectangular. Que basta leer dos o cuatro libros en la vida para creer que es uno es más sabiondo que cualquier mujer indígena que prefiere pedir antes que trabajar. 
Ahhh la igualdad.
¡Otro scoth en las rocas por favor!
On the rock´s le voy a dar en la sien al culicagado que se me presente con tres limones. Que los prefiero mejor en vaso limpio, y agua fermentada del más puro manantial con hielo de grifo. Igualdad, porque tanto Abajo como Arriba en algún punto se unen.
Llegar a viejo es quitarle la vida a la familia, y mejor pensar en joder al otro que caerse a peos y decir ¡me voy a matar! ¡Me voy a matar! Con el culillo que da esa vaina. Si nos han enseñado desde chiquitos que la pelona es una de las cosas más horribles, que dolor, que dolor, que pena digo yo, y Mambrú en la guerra, quitándose alguna uña encajada.
Llenarse de cremita para bebé, o lubricar el culo con gelatina Rolda, porque está cara la Lubrix, e igual las dos están hechas a base de agua, pero prevenido antes que lamentar, y leer bien el empaque que diga “sin alcohol” no vaya a ser que se te irrite la hemorroide y pases toda la vida sangrando, como menstruando, pero por el culo, pero desangrando, y desangrando hasta que te agarren, te bajen los pantalones y escuches venir al tumulto de iguales gritando, armando una barulla de barrio con el Primera de fondo, y el grato recuerdo de Simoncito en la caracas de ayer.
¡Agarren al viejo!
¡A ese lo cojo yo primero!
¡Revísale el bolsillo!
¡El bastón le sirve a mi abuelo!
Llegar a viejo no es fácil y menos si te engañaste a ti mismo pensando que tu vida seria más tranquila, que estarías en los miamis tomando agua de coco con uno mayor de 18. Soplando vela sin diente, y creyendo que la familia que siempre jodiste se iba a ser cargo de ti.
Y me proclamo agnóstico, porque jamás en mi puta vida como buen venezolano que soy he vivido una guerra y he tenido que comer carne humana, soy más humanizado y mejor no creer en nada, porque creo solo en mí. Igualdad. Igualdad la que hago con la estafa, y la mano sudada hedionda a semen fresco, riendo, riendo, revolcándome en mi calor humano. Porque llegar a viejo es haber tenido las pilas bien puestas y haber sido más avión que cualquier Douglas 138 DC-2s pensar en los nietos, la responsabilidad y cuantos me llevé por el medio.

Para eso no existen recuerdos.                                     

Daniel Dannery
Noche tranquila del 6 de diciembre de 2006. 

Contar algunas cosas.



Mi padre decía, mejor morir antes que traicionar la patria. Mi abuela no decía nada, murió y sigue muerta. Mi madre decía, mejor el trabajo honrado antes que robar. Mi hermano no decía, prefería gritar. Mi hermana decía que era preferible insultar al prójimo antes del que el prójimo te insulte a ti. Mi otro hermano decía, los secretos aun después de dichos siguen doliendo, entonces es preferible seguir guardándolos. Mi hermano, que es más mi padre que mi hermano decía: ¡SI NO QUIERES PREPARAR NADA, ENTONCES NO LO HAGAS! Mi madre decía, tu hermano se va de la casa, vamos a ver cómo nos arreglamos. Mi abuelo al igual que mi abuela, está muerto. Mi padre decía, todo en esta vida es cuestión de hábitos. Mi madre decía, ¿si tanto te desagrada algo por qué sigues en busca de eso? Mi hermana decía, de problemas familiares no pienso hablar contigo, mejor se lo cuento a un amigo. Mi hermano decía, ¡y que se vaya la gente a la mierda! Mi otro hermano decía, aún después de años de contarle a mi padre mi secreto; sigue sin hablarme. Mi padre decía, el homosexualismo no es un pecado, sino una situación. Mi hermana decía, que no decía nada. Mi madre decía, yo solo sé que prefiero no saber. Mi padre decía, que las cosas en la vida hay que hacerlas con el respeto posible, sino, no se hacen. Un hermano que no conozco, no dice nada porque no conoce a mi padre. Mi hermana decía, y tanto decía que terminó diciendo. Mi padre decía, que yo no era el culpable de sus errores y por eso me aceptó. Mi madre decía, que le debía todo a mi padre. Mi hermana decía, que es mejor una vida de puta que de bastarda. Mi padre decía, que un hijo es un hijo, y esa palabra ya no se usa. Mi hermano decía, viejo tacaño. Mi padre decía, las cosas que menos importan en esta vida es el dinero y la religión. Mi madre decía, que Dios lo puede todo. Mi hermano decía, cuídame San Onofre. Mi otro hermano, no se que decía. Mi padre decía, que en Estados Unidos todo funcionaba mejor. Mi madre decía, pichirre, avaro, viejo desgraciado. Mi hermana decía, sal de esa casa que es mía. Mi otro hermano decía, gracias a Dios estoy fuera de ese país. Mi padre decía, una cosa que es de uno, también es de todos, hay que compartir. Mi madre decía, ¿y dónde vamos a vivir?. Mi padre decía, que si uno ya no quería seguir viviendo ¿para que continuar haciéndolo?.
Mi madre lloraba. Mi Hermano gritaba. Mi hermana buscaba un motivo. Mi otro hermano estaba lejos. Mi hermano que no conozco pero sé que existe, no sabe nada de lo que ellos dicen. Mis abuelos es preferible que estén muertos. Mi padre ahora es alimento de la tierra. Y yo sigo aquí.

Ellos, todavía siguen diciendo.

Daniel Dannery.
Tarde del 01 de diciembre de 2006 

Noche.



en la esquina de la cuadra de enfrente hay una puta eso me han dicho juega con botellas con hielos con la tanga se abre la pantaleta susurrando al oído para que el lujurioso espectador introduzca su billete con sus dientes una puta cualquiera dicen los demás que se soba los pezones los aprieta con encantos de diva encariñada con los años y no tiene vergüenza de pasar la botella por el hueco del culo para luego dársela de beber al comensal divina puta me parece que baila al ritmo de las danzas sociales y con la sonrisa falsa para que de las propinas del bikini se coma la arepa del desayuno en la esquina de la acera de enfrente hay una puta usa tetas de plástico de más fácil uso claras de limpiar y de pulir con el rostro del animal que come juega con la lengua sobre la piel tanteando territorio ajeno no sabe que el promiscuo de la esquina es el marido que dará patada en el culo si se toca de mas pero ella sigue activa e incita y muestra y mete los dedos en la mayor profundidad de su organismo para que salga chorreadito y darle de beber a algún niño de pantalones mojados y que no se mueve aunque tenga miedo de mearse encima la lengua afuera esperando que los dos labios se separen para mezclar fluidos y disfrutar del acido corporal de un liquido más compacto que el agua y de claras afluencias químico corporales que son difíciles de digerir y entonces el güebo se para y se moja el interior y se aguanta el meado que espera ansioso por salir porque ya riñón esta molesto y se molesta cada vez más y quiere dejar libertad de cuando en vez pero cerebro se lo impide hormona se lo impide la puta de la esquina de en frente sigue tanteando  recuesta el trasero de un tubo sucio que luego lame para incrementar el morbo la saliva el fluido  las miradas chamuscadas de tanto encoge y estira que lastima que la mano este a una orilla del pantalón y no se pueda hacer nada recuerda marido ve y no se toca si se toca se espera una coñaza que deja los ojos morados posiblemente algún muerto en la noche que será titular de pasado mañana y mejor contener que la lagrima corra sola mientras la puta se menea tentando tentando tentando tentando tentando metiéndose dedo adentro chupando hielo y mirando con ganas de coger pero la calienta güebo no piensa en la naturaleza en que el hombre es perro hambriento que espera hueso para tragar y se va de la mano instinto manda más que cerebro y la mano posada en pantalón mientras la verga crece y crece crece y crece crece y crece y uno se imagina que la puta traga la leche o la escupe o se la pasa por las tetas pidiendo más que la bañen de leche para ser Venus Láctea alguna constelación terrestre de perversión sin condón para hacer cola y tirársela uno detrás de otro apretarle clítoris y que chille como hiena que se ríe de la carne que acaba de buscar pero marido sigue viendo cabrón  prohibiendo y de lo lejos el baño con hedor a míao rancio a zapato que pisó cagada de perro y uno babeando asqueado de tanto olor a sexo a puta exquisita que provoca violar en la barra mientras el barman le clava una botella por el culo y ella grita y chilla y se regocija de placer pero el robot intacto y la leche a punto de salir condenadas miniaturas fáciles de perturbar vendidas ante cualquier desnudo patético de noche a acabar rodando en el grifo del lavamos del baño o sobre cualquier papel higiénico que sirva de bienestar al glande inflamado y sensible solo la puta sabe lo que es el placer de enterrar la lengua y la fantasía invade ese momento como si el universo bostezara y el eco crujiera en el cerebro el interior mojado que da ganas de meterlo en la botella de cerveza que se tiene en la mano o agarrar el culo de la amiga taparle la boca y cogerla en cualquier rincón del estacionamiento romperle el hilo y que la cuca sangre y se inflame por la presión ejercida

Daniel Dannery
2006

Cosas para contar.



“…Y esta incomodidad debe convertirse en requerimiento.”
GABRIELA KIZER

A veces de noche siento que el aire se lleva mis miedos y soy un ser incompleto. Una carga de masa que sólo hace bulto, y no puedo dormir porque necesito de ello para aclarar y dejar constatado que es imposible andar con la cabeza en alto hondeando mi espada, porque en mis sueños debo sufrir, porque en mis sueños debo ser menos de lo que soy cuando camino por la acera y veo el cielo. 
Mi miedo debe estar, debe seguir atento, cauteloso, siempre a la expectativa del heroísmo.
A veces de noche pierdo el miedo, y en ese momento me da terror pensar que no puedo ser valiente con solo mirarte a los ojos. 
Rechazo que de mis ojos salga el graznido de un ave moribunda que busca llenar su cuerpo con la brisa del cielo. 
Evado el hecho de tener que pasar en medio de la costilla de un semblante para resguardarme de aquello que es ficticio. 
Para eso te tengo a ti. 
Para eso puedo soñar y sentir que en mi, siempre tendré miedo a pensar que no soñaras lo que yo. 
Porque eso me da muchas, claramente muchas mas cosas para contar.

Daniel Dannery.
2008
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